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Receta de alitas de pollo en salsa al estilo de la abuela
La receta de alitas de pollo en salsa fue una introducción a la cocina tradicional en mi propia familia. La descubrí por primera vez a través de los relatos familiares sobre los platos que solían prepararse en las reuniones de domingo. Según mi madre, era una receta que mi abuela preparaba con mucha frecuencia, especialmente cuando la familia se reunía al completo.
Empecé a preparar esta receta por mi cuenta como una manera de reconectar con esas raíces y mantener viva la tradición. La primera vez fue un experimento; seguí los pasos que mi madre recordaba y adapté algunos ingredientes a lo que tenía disponible en mi cocina. Aunque inicialmente no estaba seguro del resultado, el sabor me transportó de vuelta a mi infancia, a esos domingos en casa de mi abuela.
Con el tiempo, he hecho pequeñas modificaciones para perfeccionar la técnica y ajustar los sabores a mi gusto, pero siempre manteniendo el espíritu del plato original. Es un plato que ahora disfruto preparar para amigos y familia, especialmente en ocasiones especiales, ofreciendo no solo una comida deliciosa sino también una parte de la historia familiar.
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Ingredientes
Como hacer alitas de pollo en salsa de la abuela
- Preparamos las alitas: Comenzamos revisando y limpiando las alitas de cualquier resto de plumas. Luego las salpimentamos bien para asegurarnos de que tengan mucho sabor.
- Doramos las alitas: Calentamos un buen chorro de aceite de oliva en una cazuela grande. Una vez caliente, colocamos las alitas para dorarlas uniformemente por todos lados hasta conseguir un color dorado apetitoso. Una vez doradas, las retiramos y reservamos.
- Hacemos el sofrito: En la misma cazuela, añadimos la cebolla picada. La cocinamos hasta que se vuelva transparente y tierna, asegurándonos de que no se queme, para que su dulzura natural se intensifique y aporte más sabor a la salsa.
- Incorporamos vino y tomate: Devolvemos las alitas a la cazuela, vertemos el vino blanco y esperamos a que el alcohol se evapore. Agregamos el tomate triturado y, si es de nuestro gusto, un poco de azúcar para contrarrestar la acidez del tomate.
- Cocemos a fuego lento: Tapamos la cazuela y dejamos que todo se cocine a fuego lento. Este proceso debería tomar unos 30 minutos, durante los cuales las alitas se volverán tiernas y la salsa se espesará naturalmente. Es importante verificar y ajustar la sazón con sal y pimienta durante este paso.
- Finalizamos añadiendo perejil: Justo antes de servir, espolvoreamos generosamente con perejil fresco picado. Este toque final aportará un frescor agradable que complementa perfectamente la riqueza de la salsa.